Un día cualquiera. Lo que me contó mi gato.

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Una mañana, tempranito, después del zumo de verduras crudas que tomo como desayuno habitual, estaba mirando las novedades en Facebook, con mi gato descansando en mi regazo.

Vi un video de un concurso de perros que me llamó la atención, donde un perro hacía todo lo que le mandaba su dueña… ¡incluso simulaba una resucitación! Eso ocurrió hacia el final, su dueña estaba aparentemente desmayada, mientras el perro le hacía la reanimación cardiopulmonar. Luego, leyendo los comentarios, observé que la mayoría de usuarios ponían: “Impresionante”, “Fenomenal”, “¡Ole los perros”, etc. Una persona comentó: “Espectacular, un gato no haría nunca este tipo de cosas”.

Este último comentario me hizo pensar en que algunos de nosotros creemos que los perros son más inteligentes, y que otros están convencidos de que los gatos son más listos, o que los perros te dan más cariño que un gato. También me recordó a una frase de una película que decía que los dueños de perros son de una manera, y los de los gatos de otra. Entonces miré a mi gato y pensé: “¿De verdad esto es así?”.

—Sé lo que estás pensando —respondió mi gato.

—¡¿Estás hablando?! —pregunté.

—¿Cómo que si estoy hablando? Nosotros los animales continuamente nos comunicamos, aunque no digamos nada. Tú y el resto de los humanos os creéis que la comunicación es sólo en palabras. Y, pensándolo bien, más del 95 por ciento de lo que estáis diciendo sobra. ¿Qué quieres que te diga, que me gustó o no una comida que me diste? ¿O que te lo agradezco, o que te amo? Eso te lo transmito, y tú lo sabes, es sólo que lo hago a través de las emociones, que tú percibes como vibraciones.

—¿Has estudiado física o qué?

—Sé todo lo que necesito saber, pero no tengo por qué decirlo, porque no necesito tu aprobación y no quiero demostrar nada. Encima cuando se estudie más a fondo la neurociencia, se averiguará que los maullidos y los ladridos son un lenguaje como vuestras palabras. Si te ajustas el cerebro en otra frecuencia de percepción, entenderás los maullidos como palabras, y vuestras palabras como maullidos. Todos los cerebros son como aparatos de radio en diferentes frecuencias y pillan las cadenas para la cual están ajustados.

—¡Qué fuerte, mi gato es un científico sabio!

—Deja todo esto, ahora quiero contestarte a las preguntas que rodeaban tu cabeza tras ver el video del perro obediente.

—Pues dime, ¿es verdad que los perros son más listos y los gatos tontos, o qué ocurre?

—Los perros y los gatos son iguales, lo que tienen unos no lo tienen los otros, y al revés. Es la Ley de la Compensación. Los perros son muy humildes y pueden hacer cualquier cosa que se les enseña, y también tienen el Ego lo suficientemente grande como para demostrar que pueden hacer de todo y así recibir los aplausos con orgullo. Sin embargo, los gatos tenemos el Ego fuerte para no hacer lo que se nos manda, y somos muy humildes hasta el punto de no mostrar que no somos ni mejores ni más listos que nadie, tampoco vivimos para los aplausos y las ovaciones. Nadie es más inteligente que nadie.

—Por lo que dices, entiendo que al final el Ego y la Humildad son una y la misma cosa. ¡Corrígeme si no lo he entendido bien!

—Lo has entendido más profundamente. Aunque si alguien no cree que son la misma cosa, es fácil comprobar cómo las dos energías se pueden utilizar para el mismo resultado. Cuando estás motivado por el Ego, puedes no obedecer; o también, motivado por el Ego, puedes mostrar de qué eres capaz y, al mismo tiempo e indirectamente, humillar a otros que se sentirán inferiores. Y esto sólo para que tú recibas las apreciaciones.

—¿Qué me puedes contar sobre lo que se dice de que los gatos duermen casi todo el día?

—La mayoría del tiempo que parece que dormimos, en realidad estamos meditando. Ya sabes que hay monjes que meditan para el bien del Planeta. Lo mismo hacemos nosotros, nos conectamos con la energía del amor y de la compasión, para que ésta se extienda en todo el mundo. Los perros también lo hacen, pero ellos hacen una meditación más de conciencia plena y están atentos a los dueños, para agradarles. Dirigidos por el Ego, a algunos dueños de perros les gusta que su mascota esté pendiente de él, porque esto le da una responsabilidad y un sentimiento de líder, que les gusta a muchos de los humanos. Sin embargo, a algunos humanos pueden no gustarles los gatos justo porque parece que son independientes, y no dependen de ellos. Y esto choca con el Ego del dueño. También hay personas a quienes les encanta que sus gatos sean independientes, porque les quitan responsabilidades. Es como con los hombres. Algunos quieren que sus mujeres dependan de ellos, y a otros les gustan las mujeres independientes.

—¡Pues sí que conoces al ser humano!

—Es que puedo leer tus pensamientos. De todas formas, quiero dejar claro que los perros y los gatos somos iguales, es decir, os necesitamos y nos necesitáis. Y eso es válido para todos los animales del Planeta. Estamos aumentando la consciencia de este Planeta a través del amor incondicional que enviamos, de perdonar, no juzgar, ser conscientes, ser agradecidos, y de vivir el aquí y el ahora.

Estas fueron las últimas palabras que mi gato me dijo. Luego volvió a actuar como siempre. Yo, sin embargo, me quedé asombrado y apenas podía creer lo que me pasó. Estoy seguro de que nadie me creerá.

Y también pienso: —Es sólo un gato, no sabe de lo que esta hablando.

 

4 comentarios en “Un día cualquiera. Lo que me contó mi gato.

  1. Casualidades de la vida: llevó esperando media hora (estamos dando un paseo por una calle) para que mis hijas acaben de maullar delnte de unos gatos. Para pasar el rato abrí el correo y lo primero que me encuentro es la charla de tu gato. 🙂

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